La evolución del café con leche y el arte latte: un viaje desde la tradición a lo contemporáneo
La técnica para vaporizar leche y mezclarla con café espresso se desarrolló a lo largo del siglo XX, principalmente en Italia, donde la cultura del espresso se consolidó como un arte y un estilo de vida.
6/17/20253 min read
La Evolución del Arte Latte: De la Tradición a lo Contemporáneo
El café es una de las bebidas más emblemáticas y universales, cuyo consumo y disfrute han evolucionado a lo largo de siglos, trascendiendo culturas y continentes. Sin embargo, uno de los hitos más significativos en la historia del café ha sido la incorporación de la leche, que no solo suavizó su sabor, sino que también dio origen a una nueva dimensión estética y técnica: el arte latte.
El origen del café con leche: un legado europeo
Si bien el café tiene sus raíces en las culturas etíope y árabe, donde se consumía tradicionalmente negro y sin aditivos, la adición de leche al café es un fenómeno que se consolida en Europa durante los siglos XVII y XVIII.
La primera referencia documentada al café mezclado con leche proviene de la ciudad de Viena, en Austria. Tras la Batalla de Viena en 1683, se cuenta que los habitantes locales, al encontrarse con sacos abandonados de café por las tropas otomanas derrotadas, comenzaron a preparar la bebida y a suavizar su sabor intenso con leche y azúcar. Este método, conocido como “Milchkaffee”, se popularizó rápidamente en la región y se convirtió en la base de diversas preparaciones europeas, como el “café au lait” francés y el “caffè latte” italiano.
En España y en América Latina, la tradición del café con leche adquirió un papel central en el ritual cotidiano, conformando una identidad cultural que aún perdura. La combinación de café y leche no solo responde a un deseo gustativo, sino que además se transforma en una experiencia sensorial completa, en la que el aroma, la temperatura y la textura juegan un papel fundamental.
El nacimiento del arte latte: técnica y creatividad en la taza
La técnica para vaporizar leche y mezclarla con café espresso se desarrolló a lo largo del siglo XX, principalmente en Italia, donde la cultura del espresso se consolidó como un arte y un estilo de vida. Sin embargo, el desarrollo del arte latte, entendido como la capacidad de crear dibujos y formas estéticas con la espuma de leche, es un fenómeno más reciente y ligado a la profesionalización del barismo.
Durante la década de 1980, baristas en Estados Unidos, como David Schomer en Seattle, comenzaron a perfeccionar la técnica del vertido de leche vaporizada, logrando patrones visuales reconocibles como hojas, corazones y rosetas. Esta práctica se popularizó y se convirtió en una disciplina dentro del mundo del café, que combina conocimiento técnico, control manual y creatividad artística.
La técnica principal del arte latte, conocida como “free pour”, consiste en controlar el flujo de leche mientras se vierte sobre el espresso, permitiendo que la espuma forme figuras sobre la superficie. Más tarde, se incorporaron técnicas adicionales, como el “etching” o dibujo con herramientas sobre la espuma, para obtener detalles más precisos y complejos.
La evolución y expansión del arte latte en el siglo XXI
Con la globalización y la creciente cultura del café de especialidad, el arte latte se ha convertido en un fenómeno internacional. Competencias mundiales, como el World Latte Art Championship, han elevado el nivel técnico y artístico, incentivando a los baristas a explorar nuevas formas y combinaciones.
En los últimos años, la incorporación de leches vegetales, la experimentación con siropes y el desarrollo de tecnologías como las impresoras de espuma han ampliado las posibilidades creativas. El arte latte ha trascendido las cafeterías para convertirse en contenido viral en redes sociales, acercando al público general a la apreciación de esta forma de arte efímero.
Arte efímero y cultura del café: una relación simbiótica
El arte latte es una manifestación artística de corta duración, que requiere de una ejecución precisa y un consumo inmediato para ser apreciada. Esta efimeridad refleja la esencia misma del café como experiencia: un momento de disfrute, pausa y conexión sensorial.
Además, el arte latte simboliza la transformación del café de una simple bebida funcional a un vehículo de expresión cultural y estética. Cada taza es un lienzo, y cada barista, un artista, que aporta su toque personal a una tradición milenaria.

